miércoles, 17 de enero de 2018

Leyendas ecuatorianas

La Capa del Estudiante - Leyenda ecuatoriana 

Esta leyenda da inicio cuando unos estudiantes se preparaban para presentar los últimos exámenes del año escolar. Uno de ellos, cuyo nombre de acuerdo con los entendidos era Juan, tenía otros pensamientos en su mente, ya que se encontraba sumamente preocupado por lo viejas que eran sus botas y que no tenía dinero suficiente como para comprarse un par nuevo.
Resultado de imagen para La Capa del EstudianteÉl era un muchacho vanidoso y le gustaba siempre presentarse a sus exámenes perfectamente bien vestido. Por lo tanto, te imaginarás que no podía ir a la prueba con ese calzado. Sus amigos le aconsejaron que empeñara su capa y que con ese dinero podría adquirir unas botas nuevas.
A Juan no le gustó la idea y después de hablar por varios minutos más con sus compañeros, éstos decidieron prestarle el dinero con una condición:
Tenía la obligación de ir al camposanto de “El Tejar” y buscar la tumba de una mujer que hacía unos días se había quitado la vida. Cuando la hubiese localizado, lo siguiente que debía hacer era clavar un clavo sobre esa tumba.
Para quienes no lo sepan, aquella joven había sido en vida la novia de Juan. Sin embargo, ella tomó la decisión de quitarse la vida, en el momento en el que descubrió que su novio le había sido infiel.
El muchacho estaba indeciso, pues no quería “reabrir heridas de su pasado”. No obstante, como necesitaba el dinero tomó la decisión de acudir a su macabra cita.
Saltó la reja del cementerio y rápidamente se dirigió hasta donde estaba la tumba de la chica. De uno de sus bolsillos sacó el martillo y el clavo y comenzó a clavar. En cada golpe que daba inconscientemente era como si le estuviera pidiendo perdón a la joven, por el daño que le había causado.
Cuando terminó, Juan quiso volver con sus amigos, pero algo lo detenía. A la mañana siguiente, los muchachos al darse cuenta de que no regresaba, decidieron entrar al panteón y ver qué había sucedido.
Luego de unos minutos llegaron a la tumba correcta y vieron como el cuerpo de su amigo yacía sin vida al lado de la tumba. Lo más curioso es que la capa del estudiante estaba completamente clavada en la tapa del ataúd.
La muerte de Juan fue sumamente extraña, pues nadie escuchó el más mínimo ruido.

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